viernes, 23 de abril de 2010

Capitulo 1

Madrid

Acabo de llegar a casa después de un viaje en tren de cuatro horas. He pasado unos días en Madrid, junto a mi gente. Estoy cansado y algo desorientado, como siempre me pasa después de cualquier viaje que me suponga un cambio de aires completo.

Nada más llegar, lo primero que hago es encender el ordenador y empezar a abrir todas las chorradas que me tienen enganchado día a día. Facebook, con el que puedo estar en contacto siempre con mis amigos, sin necesidad de llamar o verles, bueno, de mis amigos y de las otras trescientas personas que no conozco pero que son “mis amigos del Face…” Tuenti, más de lo mismo, aunque éste lo tengo más por algunas personas que se niegan a hacerse el llamado “Caralibro”. Gaydar, Gayromeo, Bakala y Badoo, páginas de contactos donde a través de tu perfil te conviertes en un pedazo de carne que es visitado diariamente. Parece frívolo, y en realidad lo es, pero la verdad es que he conocido a buena gente ahí y, por mantenerlo tampoco pasa nada. Abro Spotify para ponerme mi música favorita, porque me encanta estar escuchando música constantemente, y por último el Messenger, aunque éste sólo lo abro para ver si está él. Pero no, no está conectado.

He estado estos últimos días en Madrid, reviviendo un poco aquel pasado que tanto añoro y que tantos días recuerdo con lágrimas. Nací en Murcia pero, con dieciocho años cumplí mi sueño de irme a vivir a Madrid. Siempre ha sido una ciudad que ha estado presente en mi vida. A mis padres les encantaba y cuando teníamos oportunidad hacíamos una escapada para pasar el fin de semana. Recuerdo que en aquellos años aún no había autovía hasta que no llegabas a la altura de Albacete, lo cual suponía más de cinco horas de trayecto. Trayecto que ahora, en coche, apenas roza las tres horas. Recuerdo a mi madre despertarme a las cuatro de la mañana, con una sonrisa y casi susurrando “vamos, despierta, que nos vamos a Madrid…” Creo que nunca he madrugado con tanta alegría. Era emocionate saber que ese fin de semana haría algo interesante. Iríamos a ver tiendas, con ropa que jamás había visto en Murcia y marcas totalmente desconocidas. Zara en aquel entonces era un gigante emergente que pocas capitales conocían.

Diez años más tarde me encontraba yo allí, en aquella ciudad que tan buenos recuerdos me traía, pero esta vez, viviendo. Fue un cambio difícil, bastante duro al principio. Llegar sin apenas conocer a nadie, la búsqueda del piso, mi primer piso. Y por supuesto, encontrar un trabajo. Creo que la suerte se puso de mi parte para poder conseguir ese sueño y pronto encontré un piso que, para lo que había visto, estaba bastante bien. Todo nuevo, cerca del metro y en un barrio, con mala fama, pero en una zona tranquila. Las casualidades hicieron que al mismo tiempo que encontré el piso, encontré a mi nuevo compañero y al que, al poco tiempo, sería como mi hermano. Con él he pasado los mejores años, compartiendo cada minuto, siempre juntos y siempre con aventuras por delante. Se convirtió en mi otra parte, un amigo incondicional con el que compartí mi auténtico despertar gay, al igual que yo compartí el suyo. Nunca tuvimos sexo entre nosotros, ni siquiera hubo una mínima intención, lo cual hizo que se creara una de las amistades más sanas que he tenido nunca.

Poco después encontré un trabajo. Era en una empresa de teleoperadores, trabajo el cual no había hecho en mi vida, pero despertaba mi curiosidad. La empresa era una subcontrata de una conocida compañía de telefonía móvil, y mi trabajo era el de recepcionar las llamadas a Atención al Cliente. Allí no sólo tuve un trabajo estable, dinámico y divertido, sino que conocí a toda la gente que, poco después, se convertirían en mi familia.

Madrid… no puedo pensar en Madrid y no dibujar una sonrisa en mi cara.

Ahora miro mi habitación, la cual dejé patas arriba antes de irme porque, como siempre, me hice la maleta a última hora. Una maleta que ahora está tirada en el suelo, aún por deshacer. Miro el Messenger una vez más, aún sigue sin conectarse así que, creo que me iré a dormir. Mañana vuelvo al trabajo después de estas mini vacaciones y seguro que será un día difícil. ¿Se conectará mañana? Eso espero, tengo ganas de hablar con él.

lunes, 8 de marzo de 2010

Estuve a punto de...

http://www.youtube.com/watch?v=op70YW12yRk

Estuve a punto de,
a casi casi nada,
a punto estuve de,
partirme bien la cara.
Pa siempre atarme al pie de,
la perra de tu cama.
Estuve a punto de,
romperme hueso a hueso.
A punto estuve de,
lo que se dice muerto.
Estuve a esto de,
colgar mi vida de un...
¡ay, ay!,
solo a esto,
ay, ay,
por un beso, ¡ay!

No tiene na que ver,
na tiene que ver el miedo,
sencillamente fue que,
sentí la soga al cuello,
conté con peligro,
y di un tajo neto a tiempo.
Al filo, a esto de,
colgar mi vida,
Ay ay,
solo a esto,
Ay ay,
Por un beso hay.

Y no, nada tiene que ver,
na tiene que ver mi celo.
Tu boca, tu cintura,
que no nos divida el cielo,
en dos mortalidades,
mitad locura y verso,
y a esto de,
me dije stop.
Colgar mi vida de un,
ay ay solo a esto,
ay ay por un beso,
ay ay,
solo a esto,
ay.
Colgar mi vida de un,
ay ay solo a esto,
ay ay,
por un beso ay.

Pensar que estuve a esto,
a casi casi nada,
por culpa esto de,
la perra de tu cama.
A punto y a esto de,
liarla bien liada,
a esto estuve de,
colgar mi vida de,
ay ay solo,
a esto,
ay ay,
por un beso ay ay,
solo a esto,
ay.
Colgar mi vida de un,
ay ay solo a esto,
ay ay,
por un beso,
ay.

Estuve a esto de,
ay ay,
solo a esto,
ay ay por un beso ay
solo a esto,
ay.
Colgar mi vida de un,
ay ay solo a esto.

domingo, 7 de marzo de 2010

La despedida

Son las 9 de la mañana, acabo de llegar a casa…


Pensaba que verte iba a ser algo casi normal: te daría ese abrazo que prometí darte cuando te viese y ya está, la cosa no iría a más. Dos meses sin verte parecían suficientes…


Pero no ha sido así. Al principio todo ha ido sobre ruedas. Te he visto, te he dado ese abrazo y he seguido a lo mío. He seguido a lo mío hasta que hemos llegado a la discoteca, donde no había una barra que nos separase, donde el contacto físico era algo casi inevitable (y mira que lo he intentado evitar) pero al final he caído otra vez. Drogas, alcohol, mi subconsciente… llámalo como quieras, pero no he podido decir NO a ese beso rodeado de oscuridad, entre cotillas y mirones, y al mismo tiempo escondido, con miedo a ser descubierto por alguno de mis amigos, los cuales me habrían recriminado ese momento, por tonto... y sin embargo, tranquilo de volver a saborear esos labios, esa boca, esos besos… He podido disfrutar de aquello que tanto he echado de menos, de aquello que tantos sueños han ocupado en mis noches.


Esta noche mis sábanas vuelven a oler a ti. Y no porque hayas estado entre ellas o porque haya volcado ese frasco de colonia que conservo como si se tratase de un tesoro. Vuelven a oler a ti porque yo huelo a ti. Porque en cada roce, mi cuerpo se empapaba de ese olor que expulsabas.


Me has dicho que ha sido el beso de despedida. No, para mí el beso de despedida fue aquel 5 de Enero. Hoy ha sido un error. Un error que recordaré durante mucho tiempo, pues he vuelto a verme envuelto en algo que daba por desaparecido.


Parecía que todo iba bien….parecía… ahora, a volver a empezar…

miércoles, 13 de enero de 2010

El último primate


Por fin el 16 de Febrero sale a la venta el último disco de Najwa Nimri en solitario. En esta ocasión y por primera vez, con un disco totalmente en castellano.
En su web ya se pueden escuchar algunas de las canciones que estarán en este nuevo disco.
www.najwa.info

Aquí la letra de la canción "El último primate" que da nombre al título del álbum.

Va por ti, idiota...


----------------------------------------------------------

Llego tarde como siempre, ya lo ves,
¿qué hora es?
No quiero contarte lo mismo una y otra vez.
Hablo poco, bebo más de lo debido...

No digo nada, todo en mi parece repetido.
Y ahora siento que tienes cara de otro.
Solo quiero estar callada,
te veo fuera de foco
y te esfumas poco a poco
como el humo de un cigarro
.

Y gritaré, gritaré hasta llegar a ti.
Gritaré, gritaré hasta llegar a ti.

Y si estás tan acabado,
fumigado, aniquilado,
arrasado y envasado por estar aqui a mi lado.

Gritaré, gritaré hasta perder la voz.
Porque cuando hablo en voz baja no te paras a escuchar.

Solista como una hiena que vaga su manada a punto de extinción.
Oscura como mi sombra que perdió tu silueta por error.

Y gritaré, gritaré hasta que encuentre una razón.
Soy el último primate convertido en francotirador.

Y ahora apunto hacia tu cráneo
porque el pulso no me fallará.
Me queda el desempate
inequivo y desarmado.
Mi amor no fue lo bastante.

Y gritaré, gritaré hasta llegar a ti.
Porque el tiempo no se espera y nos dará la razón.

----------------------------------------------------------

Por las miradas que nunca se olvidarán, los besos que siempre se saborearán, las caricias que seguiré sintiendo a medianoche y el olor que perdurará en mis sábanas.......

sábado, 9 de enero de 2010

Idiota


Con el corazón en un puño y el estómago del revés...

Primer día sin ti.......

Hey... I Miss You So Much... "Idiota".....

martes, 29 de diciembre de 2009

2010


Sólo deseo que el próximo año se lleve todas las lágrimas soltadas en este 2009.......


Feliz año a todos!

jueves, 26 de noviembre de 2009

Una carta sincera


Son las 4 de la mañana, Miércoles, bueno, ya Jueves. Por más vueltas que doy en la cama no consigo dormir y tú no sales de mi cabeza. Tengo miedo, sinceramente, miedo a que tus fantasmas consigan alejarme de ti.

Sin querer he comenzado a recordar. Domingo por la tarde. Salí corriendo de mi casa hacia la moto, me puse el casco, con cuidado para no despeinarme demasiado y rápidamente salí en dirección al centro. Estaba nervioso, nervioso por ser la primera vez que iba a verte. Tan sólo nos conocíamos una semana y, realmente, no habíamos hablado mucho, pero había habido una conexión especial. He conocido a mucha gente a través de Internet de los cuales algunos aún permanecen en mi vida, habiendo llegado a ser grandes amigos o incluso, grandes parejas. Otros han pasado dejando un buen recuerdo pero sin mayor transcendencia. Y hay quienes prefiero ni recordar. Los motivos por los cuales he quedado con cada una de esas personas ha sido bastante variado y no era nada nuevo quedar con alguien "desconocido" con el que había cruzado unas cuantas palabras por el MsN. Sin embargo, hoy estaba nervioso. Ya en la primera conversación hubo algo diferente al resto.

Llegué al centro, aparqué y fuí al punto de encuentro. Me encendí un cigarro casi sin darme cuenta, como por costumbre y miré el reloj. "Bien, como siempre, puntual. Seguro que me toca esperar, siempre soy yo el que espera...". Iba por la acera, acercándome cada vez más hasta la esquina donde habíamos quedado y poco a poco iba acelerando el paso. Estaba ansioso por llegar, por verte, tenerte delante. Había mucha gente paseando, hacía una buena tarde y la gente disfrutaba de los primeros días del otoño, el cual arrancó con mucha fuerza pero que poco a poco nos devolvía a días más veraniegos que invernales. Y entonces te ví, al otro lado de la avenida que nos separaba. Estabas apoyado en el murete que rodeaba el edificio. Llevabas una camisa de cuadros azules y grises sobre el fondo blanco y remangada hasta la altura del codo. Los pantalones vaqueros, gris oscuro, y unas zapatillas estilo Converse en gris claro. Me miraste y sonreíste, con esa sonrisa que hacía que el sonido que emitían mis pulsaciones se convirtiese casi en un rumor contínuo de la velocidad con la que comenzaba a bombear sangre. Crucé la avenida, sin apartar la mirada, mientras tu te acercabas lentamente hasta el borde de la acera para encontrarte conmigo. "Buenas".

Ha pasado más de un mes y medio desde aquel encuentro, el cual se prolongó hasta la madrugada, dejando de lado compromisos. Nos dejamos llevar. Saltó la chispa y, esa noche, comenzó un fuego que poco a poco se va haciendo más grande. Va lento, pero va creciendo. Y es curioso que, a pesar de hablar a diario, habernos visto ya unas cuantas veces e incluso, haber compartido más de un bonito momento, me sigue costando mantener la calma cuando te veo.

Aún así cada noche comienzo a levantar un muro. Voy colocando ladrillo a ladrillo, entre la masa de cemento. Siempre procuro que sea bien alto, que quede bien asentado y que el cemento tenga un tiempo de secado lo más rápido posible porque tengo miedo de que alguien descubra que tras ese muro existe un corazoncito más frágil de lo que muchos puedan pensar. Miedo de dejarme llevar ante algo difuso. Pero por otro lado, ese miedo supone un reto y un riesgo, y como todo riesgo, conlleva emoción. Son miedos que cada mañana consigues echar por tierra, al igual que mi muro, que cae como si hubiese sido construído con ramas secas y barro, en cuanto me despierto y veo un mensaje tuyo en la pantalla del ordenador, dándome los buenos días y que hacen que me quede un rato en la cama mirando al techo, sonriendo, como sonrío ahora mientras escribo esto y recuerdo cómo son mis despertares últimamente.

Me encanta este cariño que nos hemos cogido. Esa rutina absurda que estamos creando de hablar a diario y que, poco a poco, se hace casi imprescindible. Ya me he acostumbrado a ti, y creo que tú a mi. Estamos cómodos, estamos bien. Sin más, pero tampoco menos. Si necesitas una mano que te coja, recuerda que estoy aquí, a tu lado.